martes, 12 de octubre de 2010

Noche.

Si los bailes de cada noche en aquella sala que nos recuerda a los astros fuera la solución del problema, volvería de nuevo, dando tumbos por las estrechas calles mientras espero a que llegues con mi chaqueta de cuero. Luego bebería de tu boca para cubrir este depósito de besos vacíos que se agota con la llegada del lunes. Te abrazaría, olería tu nuca y tu ropa antes de que el humo de los cigarros cambie tu fragancia que posteriormente intento sonsacar mientras hacemos el amor en mi cama.


Si fueran la solución, lo repetiría.
Pero conozco la solución, y básicamente consiste en quedarme calladita con mis sueños.

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