sábado, 31 de diciembre de 2011

Más de lo mismo pero más viejo


Creo que si empiezo a enumerar olvidaré y eso no me lo perdonaréis. Creo que si comienzo a decir a quien aprecio será innecesario, porque ellos lo saben. Creo que si debo decir quién me tiene ganada, es un desperdicio, porque se ve. Creo que no hace falta decir quien no se merece mis agradecimientos.

Simplemente dar las gracias por tirar, por empujarme, por leerme, por culparme, por ser justos, por darme la oportunidad, por escucharme, por estar a mi lado aunque no físicamente, por abrazarme, por ser injustos, por bailar, por luchar, por enseñarme, por sonreírme, por agradecerme, por odiarme, por irse, por volver a las andas... por todo.

Gracias por un 2011 duro, fuerte, grande. Y gracias, a los que estéis en el 2012, que se plantea impredecible, peligroso, vertiginoso, y aun no estoy segura de que pueda con ello.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Cartas que escribió Ashley Lefèvre cuando creía que nadie las leería (I)


Hoy me siento de monosílabos. Hoy te dejo una carta. Hoy.

Tú. Frío. Vergüenza. Perdón. Emoción. Nerviosismo. Anoche. Yo. Silencio. Miedo. Pánico. Tuya. Siempre. Nadie.

Hoy soy más indescifrable que nunca. Y mira, que decías que eso era imposible.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Cosas pequeñas que hacen cosas grandes (IV)


Un ronroneo de satisfacción.
Manosear la cara de alguien intentando dibujar muecas.
Estar a la otra línea del teléfono cuando no hay nadie a tu alrededor.
Las hojas de otoño.
Fingir que no miras cuando en realidad lo haces y la otra persona también.
Ignorar una discusión porque escuchas tu canción preferida.
Dormir 5 minutos sobre un hombro.
Rodajes a las 6.30 de la mañana en los que no puedes dejar de reír.
El invierno.
Palabras bonitas desde tierras lejanas.
Una familia cuando creerías que nunca la tendrías.

domingo, 18 de diciembre de 2011

El silencio.


Si a mí en realidad es el silencio lo que me aterroriza. El no saber. Muchas veces lo empleo para pensar, para analizar, pero nunca y cuando digo nunca es nunca, me ha gustado el silencio. Me hace pequeñita, inofensiva. Se me plantea como un gran molino gigante, arañando cada segundo que tengo que esperar para que el sonido vuelva a mis oídos.

domingo, 11 de diciembre de 2011