miércoles, 23 de marzo de 2011

Impaciencia.


A estas altura de las charlas, de la vida, de las tardes por Barcelona, de tus perfectas sonrisas, de nuestros segundos de silencio en los que deseamos nuestros labios sólo puedo decirte una cosa: bésame de una puta vez.

domingo, 20 de marzo de 2011

En el momento.


“Shh… hablas demasiado…”- me dijo. Y en ese momento comprendí que sería capaz de pasar una eternidad en silencio, si fuera a su lado. Observé su mirada concentrada en la carretera, y la media sonrisa que me dedicó cuando segundos después quiso remediar aquél comentario tan borde, al que por otro lado me tenía tan acostumbrada. Y me estremecí cuando para ello, posó su mano en mi muslo. Hacía tiempo que había perdido la batalla de resistirme a todo lo que él generaba en mí, y con un suspiro que fingía una indignación que realmente no sentía respondí a su impertinencia. Giré el rostro hacía la ventana, y mientras me maravillaba el urbano y cotidiano paisaje de todos los días, me invadió el terrible deseo de gritar, de gritar alto y fuerte cuánto le quería…Sin embargo, una vez más el miedo actuando por mí, subió el volumen de la radio y me invitó a cantar aquélla canción de Maldita Nerea, que ahora, en este preciso instante, sigue retumbando en mi mente...

Extraído de: conversaciones de buenas tardes.

domingo, 13 de marzo de 2011

El pánico.


Se manifiesta cuando te espero sentada en las escaleras y se escuchan guitarras agudas y estridentes, propias del indie-rock.

Congela tus músculos cuando aparezco en medio de la sala bailando desenfrenadamente.

Marca tus fracciones perfectas y enreda tu pelo rubio, dócil entre mis largos dedos cuando te acaricio en las noches sonoras.

Acumula en tu corazón un diccionario de palabras bonitas que quieres susurrarme mientras hacemos el amor.

Vuelve loca tu racional cabeza cuando mis piernas desnudas se pasean por tu habitación.





El pánico te ataca cuando recuerdas que prometiste no enamorarte.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Las mariposas de tu cuerpo.


Las mariposas de mi cuerpo llevaban tiempo posándose para relajarse y seguir adelante. Anoche, cuando me besaste a escondidas debajo de la escalera de nuestro edificio y luego me dijiste que me querías, arruinaste mis esfuerzos sobrenaturales de olvidarte.

Las mariposas de tu cuerpo querían a las mías, rebeldes, sonoras.

martes, 1 de marzo de 2011

Cosas pequeñas que hacen cosas grandes (I)


Las olas del mar bañando tus piernas un día de febrero.
Una goma con forma de estrella que te sonríe.
Una caricia en la mano.
Tener por fin el pelo verde.
Abrazarse después de hacer el amor.
Un piropo bien mentido.
Chocar la mano.
Peleas del almohadas al despertar.
Un te echo de menos antes de dormir.