domingo, 20 de marzo de 2011

En el momento.


“Shh… hablas demasiado…”- me dijo. Y en ese momento comprendí que sería capaz de pasar una eternidad en silencio, si fuera a su lado. Observé su mirada concentrada en la carretera, y la media sonrisa que me dedicó cuando segundos después quiso remediar aquél comentario tan borde, al que por otro lado me tenía tan acostumbrada. Y me estremecí cuando para ello, posó su mano en mi muslo. Hacía tiempo que había perdido la batalla de resistirme a todo lo que él generaba en mí, y con un suspiro que fingía una indignación que realmente no sentía respondí a su impertinencia. Giré el rostro hacía la ventana, y mientras me maravillaba el urbano y cotidiano paisaje de todos los días, me invadió el terrible deseo de gritar, de gritar alto y fuerte cuánto le quería…Sin embargo, una vez más el miedo actuando por mí, subió el volumen de la radio y me invitó a cantar aquélla canción de Maldita Nerea, que ahora, en este preciso instante, sigue retumbando en mi mente...

Extraído de: conversaciones de buenas tardes.

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