jueves, 17 de febrero de 2011

Las cuatro estaciones.


Sabías a lo que te enfrentabas y con valentía lo hiciste. Te arrepentiste, pero dentro de tu mente joven sabías que era lo correcto. Pasaron los inviernos y tu bufanda naranja mantuvo tu cuerpo caliente ante la dura tempestad, perdiste mucho, ganaste poco, pero seguías en pie, adelante, sola. Las primaveras te trajeron amantes, lujurias de medianoche que parecían futuro pero que se perdieron lentamente por tu comportamiento. Los veranos se planteaban difíciles, y así fueron, aunque tu dulce cuerpo moreno ocultara lo contrario con marcas de un bikini dorado. En tu último otoño de aquellos veintitrés años, te tatuaste el norte en la muñeca y mostraste tu pérdida de esperanza pintando los ojos de negro. Compusiste tu primera y última canción, la cantaste al aire puro de las montañas y desapareciste, dejando como breve testamento, una canción de superación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario