Las canciones de amor de ahora no tienen nada que ver con el pasado. Ahora se jura atracción, antes eternidad y belleza. Ya no existe la dulzura propia del pop sino que nos trasladamos al alcohol, las miradas, el juego veloz y agresivo propio de una canción de rock. Las poesías se pasaron de moda cuando apareció el ordenador y los besos de buenas noches sólo se producen si el polvo que acabas de echar no ha sido agotador.
Las cosas han cambiado, y uno, a veces, pasa a ser un nostálgico.
Foto: chica observando el atardecer. Amanda Pons, agosto 2011.
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