jueves, 25 de noviembre de 2010

Palabras.


Cada vez que surgen esas palabras en la conversación mi cuerpo se tambalea, haciendo temblar mis cimientos, mis piernas. Mi mente se bloquea, se llena de nubes negras y mis ojos llueven, pero no como cántaros, sino poco a poco deslizan su agua salada por mis marcadas mejillas.

El pánico de dar dos pasos hacia atrás hace que vuelva por ese camino oscuro, de noches con canciones que seducen, de bailes de borrachos, de despertares en parajes desconocidos y de una carga en mis espalda llamada vergüenza.

Por favor, no digas esas palabras... por favor.

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