miércoles, 1 de febrero de 2012

Constelaciones.


Nuestra mayor aventura consistió en recorrernos medio mundo en aquel coche con la capota rota y que nunca nos protegió de la lluvia. Miramos estrellas, constelaciones que nuestras grandes ciudades nunca nos dejaron ver. Nos despeinábamos por la velocidad de aquel Mustang rojo que nos fascinaba con su fuerte ronroneo. No poníamos rock, optamos por las bandas sonoras, queríamos olvidar los clichés que tanto nos habían obligado. Después de aquel viaje volvimos a nuestros respectivos lugares, y escalamos tejados para saber que aquellas constelaciones que justifican nuestro viaje, siguen observando.

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