martes, 30 de agosto de 2011

Mi canción preferida.


Eres mi canción preferida porque comienzas susurrando las palabras más dulces que jamás una persona podría oír. Sonríes, pero me intuyes que viene algo más... llega tu estribillo, las caricias ascienden lentamente por mis brazos, hasta los hombros, hasta el cuello, hasta las orejas, hasta la cabeza, te enredas con mi pelo en el golpe fuerte del estribillo pero paras. No tan rápido. Vuelves a la segunda estrofa pero más fuerte, te acercas más y sonríes. Se asoma el estribillo, el silencio interrumpe en pequeños instantes, pero yo no puedo dejar de escucharte ni de mirarte. Quiero robarte la canción. Ya en el interludio para el último estribillo decides acercarte, desear mis labios y que caiga en tu trampa. Caigo, más intrigada por el final de la canción. Y llega, llega cuando todos los instrumentos que han ido propiciando lo alto, lo evidente, me besas, te beso, soy el coro de tu melodía. Nos separamos poco a poco, nos sonreímos, la guitarra toca su último acorde, y suena el silencio. Susurro: eres mi canción preferida.

viernes, 26 de agosto de 2011

Tú.


Si empiezas con gruñidos, continúas con quejas y acabas mirándome fijamente no te entiendo. No sé qué quieres, no sé si me quieres, no sé si ves futuro o si sólo quieres cariño. Eres un ser extraño, me intimidas, me conquistas, apareces y desapareces. Infiel no eres porque se ve en tu azul mirada que te atraigo, pero en cambio, dicen que eres mala influencia, y yo no veo los resultados de tu poder sobre mí, sólo que siento curiosidad por ti y que cuando dices insensateces, callo, y me miro los pies.

lunes, 15 de agosto de 2011

Habitaciones (I)


Nuestro cuarto es, como nosotros decimos, de azul pasional. Intenso, que te envuelve y no te deja escapar, fuerte y hechiza. Allí nos queremos tumbados en la cama, escuchamos música, hablamos de todo, nos miramos, jugamos. En él nada nos hace daño, ni la más fuerte lluvia ni el más peligroso mosquito, ni tan siquiera una guerra podría sacarnos de nuestro refugio.

Todo cambió cuando marchaste a países sureños. Perdiste la protección, sentiste el miedo que nunca tuviste a mi lado, descubriste la soledad y conociste otro sol. Ahora te llamo, te escribo y fotografío en la habitación azul pasional.

Ahora te espero con nuestra banda sonora en mis cascos amarillos, nuestro peluche y mi corazón.

sábado, 13 de agosto de 2011

En algún momento...


En algún momento sientes que todo está perdido, que has hecho todo mal, que has hecho daño a la gente que menos se lo merece y has alabado a aquellos que más daño te harán. En algún momento te pierdes por el camino, vagabundeas en aquello que debería estar más cerca y dejas que caduque lo que merece estar. En algún momento perderás y no recuperarás.

En algún momento tendrás el mundo en contra, y a duras penas, lo tendrás que girar.

En algún momento creerás estar solo, pero en realidad... no lo estás.