El chico que tocaba la guitarra estaba triste porque la chica que tocaba el piano no tocaba el piano. El chico que tocaba la guitarra compuso canciones y sacó un disco, pero la chica que tocaba el piano no le hizo caso.
Meses después conoció a la chica que hacía teatro y quedó prendado de sus gestos exagerados y su mirada fogosa. La chica que tocaba el piano los vio una tarde de playa y recordó a aquel chico que le compuso un álbum. Lloró sobre el piano, las teclas se volvieron flexibles y volvió a tocar el piano, sola.
El chico que tocaba la guitarra nunca la olvidó.
las lágrimas suelen ser funcionales para flexibilizar las teclas y poder "tocar" nuevamente la música. Saludos
ResponderEliminar