domingo, 21 de octubre de 2012

Hablemos de...


... no hablar. 

Hablemos del silencio, del mal humor, del cielo gris. No hablemos de mí, para qué, tarde o temprano esa conversación no tendrá sentido y la reflexión con moraleja se perderá en el tiempo, como la gente, como lo recuerdos. Hablemos de futuro, futuro incierto, de las estrellas, del ritmo de una canción, de las resacas, de los amaneceres, de la emoción, 

Hablemos de las pisadas, de los charcos, de los adoquines. Hablemos de cosas lejanas de nuestra percepción, que no se ven, que te fijas mientras esperas a que sea la hora en algún lugar de una ciudad. Hablemos de los pájaros redondos y regordetes, de ventanales. 

Hablemos de no hablar, de dejar pasar las horas. 

Hablemos de perdernos juntos en el tiempo. 

lunes, 1 de octubre de 2012

La imposibilidad de algunas cosas


Un elegante personaje de cuento bizarro me contó un día que aunque no le gustase su puesto, ni su trama, él seguiría siendo ese personaje que la historia le pedía. Se lamentaba, pero sabía que la trama ya estaba escrita desde tiempos lejanos y que por más que luchase, se quedaría en esa línea sano y salvo. La verdad es que me pareció una visión muy pesimista. Si algo no te gusta, deberías cambiarlo, aunque te dejaras la vida en ello. 

Unos meses después me tocó luchar contra algo mucho mayor, y luché, encarnizadamente durante diferentes estaciones. Cuando acabó la aventura, sin ningún vencedor, porque después de cada batalla inevitablemente hay una pérdida por más que nos quieran engañar, me di cuenta que mis energías, mi carácter, y mi objetivo había cambiado por completo. Que no obtuve lo que quería, que lo único que fue crearme un mar de inseguridades que hicieron de mi un ser despreciable. En ese instante pensé en el  elegante personaje de cuento bizarro y de su visión pesimista. Y le entendí. Y le odié. Y acepté mi rol en la trama escrita.